jueves, 17 de noviembre de 2016

COCINA TRADICIONAL

[Tiempo ha que esto y más debería haber estado aquí, tiempo ha que el peso de la procrastinación me ha estado aplastando, pisándome la cabeza contra un bordillo... Duras analogías aparte, continuamos]

Dejamos un poquito de lado la nutrición, que ha estado abarcando estas últimas entradas, y vamos a entrar con el primer sistema de producción culinaria.

Capitulo IV
Cartier-Bresson

Vale, probablemente haya apurado mucho con Henri y sea tirarse el folio, pero si asociamos aquel niño orgulloso llevando dos botellas de vino a un tipo de restauración, será innegablemente la tradicional (y sí, definitivamente está cogido por los pelos, pero...).

Como sea, y en cualquier caso, voy a hablar de... [repique de tamboril (por ser este más regional)]

~ LA COCINA TRADICIONAL ~

Pondré un esquemita luego, pero vamos a contextualizarlo un poco. ¿A qué nos referimos con cocina o restauración tradicional? Pues básicamente eso, a la cocina que toma la materia prima, la preelabora, la cocina, y la sirve, todo ello bajo demanda. Probablemente represente la mayoría del sector.

Algunas características; la inversión inicial es asequible (no precisa de equipos para conservar preelaboraciones o elaboraciones ya que estas se sirven bajo demanda, por ejemplo), la necesidad de personal sí es amplia (ya que debe cubrir las necesidades del servicio), pedidos diarios o semanales y sin un horario establecido (suelen ser pedidos más pequeños donde la demanda manda, y se piden cuando la materia se va consumiendo), la producción tampoco se controla en exceso (por lo que a veces se quedan cortos y la demanda supera la oferta agotando existencias, o todo lo contrario), la oferta gastronómica puede ser amplia...

Cómo funciona este sistema, pues... Veamos un pequeño esquema.




Con esto nos hacemos una imagen bastante clara de cómo funciona este sistema de producción.


En la próxima entrada

No lo sé. Nadie lo sabe. La última vez que hable de la última entrada extendí chequés que no pagué. Aun tengo pendiente hablar de aquella cata de aceites, y a las tortillitas y callitos se añadieron marmitakos, raviolis de queso y espinacas, chuletitas de cordero... En algún momento, Dios sabe cuando, pondré todo esto al día.

¿En la próxima entrada? Lo más seguro es que quién sabe, como decía mi amigo Caramuel.

(Aunque no, realmente sí se sabe, porque en la próxima entrada tengo previsto hablar de la línea caliente, pero... oye... hace un mes iba a hablar de aceites...). 

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